Megamagdalena: Strómboli y agujero negro

Hoy es el día de la Megamagdalena. Un propuesta de Lazy Blog para que los bloggers publiquen una entrada con una magdalena gigante.

La elección de la receta la tenía clara, la que uso para los tamaños normales: mi receta de bizcocho de yogur y aunque el copete se ladee ligeramente la costra que se forma al hornearla con el azúcar ...ummmmm!!
Pero el tema se complicó lo suyo, aunque lo que comenzó siendo un desastre acabó felizmente.

INGREDIENTES: 


Dupliqué las cantidades del bizcocho de yogur.


2 yogures griegos naturales, sin azúcar.

6 huevos.

La medida de 4 yogures de azúcar.

La ralladura de 2 limones ( me pareció que tenían muy poca piel y le añadí el zumo de uno de ellos).

1 cucharadita de té de canela.

Un pizquito de sal.

La medida de 6 yogures de harina de repostería.

2 sobres de levadura Royal.

La medida de 2 yogures de aceite de girasol.

PREPARACIÓN:

1. Saca del horno las bandejas que no vayas a usar.
2. Prepara una de las de rejillas, para posteriormente enfriar el bizcocho.
3. Precalienta el horno a 160ª función arriba y abajo (menos temperatura de la habitual debido al tamaño del invento).
4. En la batidora o en la TMX, comienza por batir el yogur con los huevos.
5. Mientras, utiliza el mismo recipiente del yogur para medir el azúcar. Añádeselo a la mezcla y bate bien, que quede espumoso y no oigas el azúcar.
6. Agrega la sal y las ralladuras y el zumo de limón.
7. Mide 6 envases de yogur de harina, mézclalo con la levadura y vete pasándolo por un colador a un plato hondo. 
8. Añade la harina a la mezcla y bate. En cualquier otra receta de bizcocho al añadir la harina hay que batir poco, en ésta hay que hacerlo a la misma velocidad, queda mucho más espumoso así. En la TMX en velocidad 5 - 6 todo el tiempo.
9. Agrégale las 2 medidas del yogur de aceite. Bate.

... Y aquí comenzó mi odisea. En mi descargo he de decir que no estoy estos días muy bien de salud y aunque el cuerpo pedía cama, como el ánimo muy difícilmente lo pierdo, me lancé manos a la obra sacando fuerzas de donde no las había.

El recipiente elegido fue uno de horno con su cesta.

Fue un acierto cubrirlo con papel de hornear, porque de otra forma no hubiera podido sacarlo.

Eché la mezcla dejando 1/3 libre para cuando empezara a subir. 

Uf! cuánto sobra, pensé. Voy a aprovecharlo haciendo más magdalenas pequeñas. Y así lo hice. Ya te estás sospechando cuál fue mi metedura de pata. ¡Ni una novata! Metí todo junto en el horno (la mega y las pequeñas) y ya para rematar me olvidé de la costrita de azúcar.
 Cuando empezaron los olores caí en la cuenta: tenía que sacar las pequeñas, sí o sí ; subí algo la temperatura del horno, para que el impacto fuera menor y rauda como Alonso con su Ferrarí saqué las pequeñas. Le eché el ojillo a la grande y estaba impresionante, con un copete que ni John Travolta; pero ¡ay de mí! cuando transcurrió el tiempo que demandaba el invento, casi me da un soponcio, el agujero central dejaba pequeño al cráter del Strómboli.

Respiré hondo y vi la solución, con el copete de una de las magdalenas taparía la cima del volcán y nadie se enteraría del error.

¡Ni hablar! Con esto no engaño a nadie. Hice un almíbar ( 1 clara batida con 100 gr de azúcar y el zumo de 1 limón) y fui echándolo sobre la mega, pero salvo un poco que se quedó en la superficie todo se lo tragaba el agujero negro. Aquel cráter chupaba y chupaba, el almíbar se perdía en sus profundidades. Pero no, no me acobardé.

Llegados a este punto decidí sacarle fotos y contarte mi odisea.

Hice un cápsula con dos papeles de un muestrario de empapelar pegados por el revés.

Saqué las fotos y ¡a comer!

Resultado: exquisito, según me cuentan, el almíbar había penetrado por toda la mega y su sabor dulce y ácido la empapó, el sabor inmejorable.

Pensándolo bien puede que me especialice en hacer megamagdalenas con botón.